El pasado 22 de Enero fue el primer aniversario de la muerte de Tomás Soto, nuestro querido Sn@ke -webmaster de vilecha y compañero del [equipo] de agujero-, víctima de un cáncer al que estuvo a punto de vencer pero que al final pudo con él.
Y parece que fue ayer.
Tuve la suerte de darle un abrazo, en Barcelona, allá por el 2004; y bastaron esas horas compartidas para saber que volvía a Granada con un amigo para siempre. Amigo de los de verdad, de esos que son muy difíciles de encontrar.
Hombre de mirada limpia; noble, sincero y siempre dado a los demás.
Supo hacer de vilecha un albergue esperanzador para aquellos internautas que quisieran resolver dudas y aprender a disfrutar de la verdadera Red.
Llevaba dentro el ciberactivismo, esa lucha por las libertades que en Internet encuentra su último reducto ante el desmesurado afán de censura que impera hoy día en el mundo "real".
Tomás ya no está, pero su obra seguirá dando sus frutos, no sólo porque sus consejos y su saber seguirán estando ahí para siempre, sino porque también supo imbuir en su incondicional compañera, en sus hijas, y en el conjunto de grandes personas que conforman el [equipo] de vilecha, ese espíritu altruista y luchador que le caracterizaba, así que su legado se irá engrosando y extendiendo por ese ciberespacio que Tomás tanto amaba. Es la prebenda que tienen en Internet las grandes personas como Sn@ke: Que siguen estando vivos cuando casi todo el mundo cree que han muerto.
A los que somos conscientes de ésto -su familia, sus amigos, sus colegas internautas-, nos queda el dolor de su ausencia, pero tenemos el consuelo de sentir su presencia a diario, mientras navegamos, blogueamos, chateamos o hacemos, en suma, las cosas que antes hacíamos con él.
Y por eso, Tomás, porque te siento conmigo en mi navegar cotidiano, quiero con estas líneas rememorar aquel abrazo que nos dimos, a la espera de que me llegue el momento de dar ese salto al hiperespacio que tú diste hace poco y donde algún día, con toda seguridad, nos volveremos a encontrar para abrazarnos de nuevo.
Hasta pronto, amigo mío.
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