domingo, 29 de agosto de 2010

Una Historia Breve Del Neoliberalismo - Susan George

El artículo de Susan George que reproduzco a continuación, es el primero de varios textos que formaban parte de la antigua vampirillo.com, y que pienso rescatar porque siguen siendo interesantes -y de rabiosa actualidad-, a pesar del tiempo transcurrido desde que fueron escritos.

Éste, en concreto, llegó a mis manos gracias a José Luís Gómez (JL2), un buen amigo internauta al que perdí la pista hace años y al que confío reencontrar algún día. Mientras tanto, nada mejor para iniciar este "rescate vampírico", que empezar a republicar sus colaboraciones que, al menos yo, considero mas que interesantes, de imprescindible lectura para entender algo mejor las "crisis" y las mentiras generadas, cada vez con más descaro, por esa clase política que nos gobierna y, lo que es mucho peor, que seguimos dejando que nos gobierne.

(Los enlaces a wikipedia y otras webs, son míos).


¿QUE ES EL NEOLIBERALISMO?

"Si uno puede ocupar la cabeza de la gente,
sus corazones y sus manos le seguirán
".
Antonio Gramsci

En 1945 o 1950, si se hubieran publicado las ideas o las políticas de la caja de herramientas neoliberal no se hubieran creído. Para los miembros más jóvenes, el FMI (Fondo Monetario Internacional), la OMC (Organización Mundial del Comercio) y el BM (Banco Mundial) eran vistos como instituciones progresistas. Cuando estas instituciones fueron creadas en Bretton Woods en 1944, su mandato era el de prevenir conflictos a partir de los préstamos para la reconstrucción y el desarrollo y suavizar los problemas de la balanza de pagos. No tenían control sobre las decisiones económicas de los gobiernos individuales, ni su mandato incluía un permiso para intervenir en la política nacional.

El primer orden de negocios de posguerra fue poner en marcha el Estado de Bienestar. El segundo fue hacer que funcionara el comercio mundial; esto se logró a partir del Plan Marshall que estableció a Europa como un socio comercial para los EEUU. Fue en este momento que los vientos de la descolonización soplaron, ya que la libertad se obtendría por otorgamiento, como en India, o a través de luchas armadas como en Kenya, Vietnam y otras naciones.

En general, el mundo se había enrolado en una agenda muy progresista. Karl Polanyi publicó La gran transformación en 1944, fuerte crítica a la sociedad industrial del siglo XIX basada en el mercado. Polanyi, hace más de 50 años, hizo esta sorprendente y profética declaración: «Permitir al mecanismo del mercado ser el único director del destino de los seres humanos y de su medio ambiente natural, resultaría en la demolición de la sociedad».

¿Qué ha ocurrido?. ¿Por qué hemos alcanzado este punto medio siglo después de la finalización de la II Guerra Mundial?. ¿Cómo pudo emerger el neoliberalismo de su minoritario ghetto para convertirse en la doctrina dominante? ¿Por qué pueden el FMI, la OMC y el Banco Mundial forzar a los países a participar en la economía mundial, en términos desfavorables? ¿Por qué está el Estado de Bienestar bajo amenaza en todos los países donde fue establecido? ¿Por qué está el medio ambiente al borde del colapso y por qué hay tanta gente pobre en los países ricos como en los países pobres en un momento en el cual nunca ha existido tanta riqueza?

Una explicación para el triunfo del neoliberalismo y los desastres económicos, políticos, sociales y ecológicos es que los neoliberales han comprado y pagado su propia «Gran Transformación» viciosa y regresiva. Han comprendido, que las ideas tienen consecuencias. Comenzando con un pequeño embrión en la Universidad de Chicago con el economista y filósofo Friedrich Von Hayek y sus estudiantes, como Milton Friedman, los neoliberales y sus sostenedores han creado una inmensa red internacional de fundaciones, institutos y centros de investigación y publicaciones, para empaquetar e impulsar implacablemente sus ideas y su doctrina.

Han construido un cuadro ideológico eficiente porque comprenden lo que Antonio Gramsci decía cuando desarrolló el concepto de hegemonía cultural: "Si uno puede ocupar la cabeza de la gente, sus corazones y sus manos la seguirán". Han gastado cientos de millones de dólares, pero el resultado valió porque han hecho que el neoliberalismo pareciera una condición natural y normal de la humanidad. No importa cuántos desastres el sistema haya creado, cuántas crisis financieras puede engendrar ni cuántos perdedores y marginados puede crear, todavía hace que parezca inevitable, como un acto de Dios, como el único orden económico y social posible para nosotros.

Este vasto experimento neoliberal, bajo el cual todos estamos obligados a vivir, ha sido creado por gente que tiene un propósito. Una vez que se comprende que el neoliberalismo no es una fuerza como la gravedad sino una construcción artificial, también se puede comprender que lo que algunas personas han creado, otras personas lo pueden cambiar. El neoliberalismo se ha convertido en la mayor religión del mundo con su doctrina dogmática, su sacerdocio, sus instituciones proveedoras de leyes y tal vez lo más importante de todo, sus infiernos para los infieles y pecadores que osan contestar la verdad revelada.

1979: No hay alternativa

Margaret Thatcher llegó al poder en 1979 y llevó a cabo la revolución neoliberal en Gran Bretaña. La Dama de Hierro, discípula de Friedrich Von Hayek, justificaba su programa con una sola palabra: TINA (There Is No Alternative»: "No hay alternativa"). En este contexto la competencia es central porque separa las ovejas de las cabras, los hombres de los niños, los aptos de los no aptos. Se supone que asigna todos los recursos sean físicos, naturales, humanos o financieros con la mayor eficiencia posible.

En contraste, el filósofo chino Lao Tzu terminó su Tao-te Ching con estas palabras: «Sobre todo, no compitan». Los actores en el mundo neoliberal, que parecen respetar su consejo, son las corporaciones transnacionales. El principio de la competencia solo se aplica a ellas practicando lo que llamaríamos un Capitalismo de Alianza. No es accidente que de dos tercios a tres cuartos de la Inversión Extranjera Directa no se dedique a inversiones nuevas sino a las Fusiones y Adquisiciones que resultan en pérdidas de empleos.

M. Thatcher, en un discurso, dijo que «Es nuestro trabajo glorificar la desigualdad y ver que se liberen y se expresen los talentos y las habilidades para el bien de todos nosotros». En otras palabras, no nos preocupemos por los que puedan quedar atrás en la batalla competitiva. La gente es desigual por naturaleza... las contribuciones de los bien nacidos, de los mejor educados, de los más fuertes finalmente beneficiarán a todos. No se debe nada a los débiles, a los pobremente educados; lo que a ellos les ocurre es su culpa. Si se «libera» al sistema competitivo, la sociedad será la mejor. La historia de los últimos veinte años nos enseña que la situación es, precisamente, lo contrario.

En la Gran Bretaña anterior a Thatcher, alrededor de una de cada diez personas clasificaba viviendo bajo la línea de pobreza. Ahora, una persona de cada cuatro, y un niño de cada tres es oficialmente pobre, este es el significado de la supervivencia de los más aptos. Otra consecuencia de la competencia es que el sector público debe ser achicado. La privatización es una de las transformaciones económicas más significativas de los últimos veinte años, tendencia que comenzó en Gran Bretaña y se difundió por todo el mundo.

¿Porqué los países capitalistas, particularmente los europeos, tenían servicios públicos desde el comienzo y por qué algunos aún todavía los tienen? En realidad, casi todos los servicios públicos constituyen lo que los economistas llaman «monopolios naturales». Una empresa debe tener una cierta dimensión para realizar economías de escala y proveer el mejor servicio al menor costo posible para el consumidor. Los servicios públicos requieren grandes inversiones al comienzo: vías de ferrocarril o redes eléctricas, lo que no estimula la competencia. ¿Qué ocurre cuando se privatiza? Normalmente los nuevos dueños tienden a imponer precios monopólicos al público, mientras que se multiplican sus ganancias. Los economistas clásicos llaman a esto «falla estructural de mercado» porque los precios son más altos que lo que deberían ser y el servicio al consumidor no es necesariamente bueno.

A fin de prevenir las fallas estructurales de mercado, hasta mediados de los 80, los países capitalistas de Europa le confiaron el correo, las telecomunicaciones, la electricidad, el gas, los ferrocarriles, los subterráneos, el transporte aéreo y otros servicios como el agua, la recolección de residuos, a monopolios del estado.

Thatcher comenzó a cambiar todo esto. Como adición, pudo usar la privatización para romper a los sindicatos. Al destruir el sector público donde los sindicatos eran fuertes, los debilitó drásticamente. Entre 1979 y 1994, el número de empleos del sector público en Gran Bretaña fue reducido de 7 millones a 5. Todos los empleos eliminados eran sindicalizados.

Los gobiernos utilizan el dinero de los contribuyentes para cancelar deudas y recapitalizar las firmas antes de ponerlas en el mercado. Se puede ver que toda la cuestión de la privatización no es la eficiencia o el mejoramiento de los servicios, sino transferir riquezas del bolsillo de la gente a manos privadas, en lugar de redistribuirlas para equilibrar las desigualdades sociales. En muchos lugares del mundo la mayoría abrumadora de acciones de las compañías privatizadas están ahora en manos de instituciones financieras y de inversionistas muy grandes.

En Gran Bretaña los expertos del Instituto Adam Smith fueron los socios intelectuales para crear la ideología de la privatización; USAID (Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos) y el Banco Mundial también han usado a los expertos del Adam Smith y han empujado la doctrina de la privatización hacia los países del hemisferio sur. Para 1991, el BM había hecho 114 préstamos para acelerar el proceso y cada año, su informe de Finanzas de Desarrollo Global, enumera cientos de privatizaciones llevadas a cabo en los países que tienen préstamos del Banco.

Todo esto significa la alienación y la entrega del producto de décadas de trabajo de miles de personas a una minoría. El neoliberalismo consiste en remunerar al capital en detrimento del trabajo y por ende, movilizar riquezas de la base de la sociedad hacia la cima. Si uno está en el 20% superior de la escala de ingresos, es probable que gane algo con el neoliberalismo y cuanto más alto esté en la escalera, ganará más. Por el contrario, los que están en el 80% de la base pierden todo y cuanto más bajo se está, más se pierde proporcionalmente.

1980: Ronald Reagan

Kevin Phillips, un analista republicano y ex ayudante de Nixon, publicó un libro en 1990 llamado La Política de los ricos y de los pobres. Él trazó el derrotero de la doctrina neoliberal de Reagan y de las políticas que habían cambiado la distribución de ingresos de los norteamericanos entre 1977 y 1988. Estas políticas fueron elaboradas mayoritariamente por la Heritage Foundation, el principal "think tank" (grupos de creación de ideas) de la administración Reagan quienes aún hoy son una importante fuerza en la política americana.

En la década de los 80 el 10% de las familias norteamericanas con mayores ingresos incrementaron en promedio un 16%; el 5% incrementó un 23%; pero el extremadamente afortunado 1% de las familias norteamericanas pudieron agradecer a Reagan un 50% de incremento. Los más pobres, los que estaban en el 80% de la base, perdieron; de acuerdo con la regla, cuanto más bajo estaban, más perdieron. El 10% perdió el 15% de sus escasos ingresos. En 1977 el 1% de la cima tenía ingresos 65 veces más que aquél 10% de la base. Una década después, el 1 por ciento era 115 veces más rico que el 10% de la base. Estados Unidos es una de las sociedades más desiguales, y sus desigualdades han crecido en los últimos veinte años a causa de las políticas neoliberales.

No hay nada misterioso acerca de esta tendencia hacia una mayor desigualdad. Las políticas están diseñadas para dar a los ricos la teoría y la justificación ideológica de tales medidas: que ingresos más altos para ellos y mayores ganancias llevarán a más inversiones, mejor asignación de recursos y por ende más empleos y bienestar para todos. Si la riqueza se redistribuye hacia la cima, donde la gente ya tiene todo lo que necesita, ésta no irá a la economía local o nacional sino a los mercados de acciones internacionales. Las mismas políticas han sido implementadas en todo el Sur y el Este bajo la apariencia del ajuste estructural, lo que es meramente otro nombre para el neoliberalismo.

El poder supremo de la banca multilateral

He utilizado a Thatcher y a Reagan para ilustrar las políticas a nivel nacional. A nivel internacional, los neoliberales han concentrado sus esfuerzos en tres puntos fundamentales: libre comercio en bienes y servicios, libre circulación de capital y libertad de inversión.

El FMI ha adquirido una fuerza enorme. Gracias a la crisis de la deuda y al mecanismo de condicionamientos, ha pasado de ser apoyo a la balanza de pagos a ser el dictador de las políticas económicas «seguras», refiriéndose por supuesto a las políticas neoliberales. La Organización Mundial de Comercio (OMC) fue establecida en enero de 1995; afortunadamente, el esfuerzo para hacer reglas neoliberales universales como el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) ha fracasado, al menos temporalmente, o de lo contrario le hubiera dado todos los derechos a las corporaciones, todas las obligaciones a los gobiernos y absolutamente ningún derecho a los ciudadanos.

El común de estas instituciones es su falta de transparencia y confiabilidad democrática. Arguyen que la economía debería dictar sus reglas a la sociedad y no viceversa. La democracia es un estorbo, el neoliberalismo fue creado para los ganadores, no para los votantes, que necesariamente incluyen tanto a ganadores como a perdedores.

Aunque tomando seriamente la definición neoliberal del perdedor, éste es a quien nada en particular se le debe. Cualquiera puede ser expulsado del sistema en cualquier momento: a causa de una enfermedad, de la edad, de un embarazo, de ser percibido como un fracaso o simplemente porque las circunstancias económicas y la transferencia incesante de riquezas de arriba hacia abajo lo demandan. Si aquellos que trabajaron para crear la riqueza, han sido -o serán-, dejados en la calle, bajo los principios de la competencia y de la maximización del valor de los accionistas, los que lo promueven no realizarán un acto criminalmente injusto sino que, dentro del neoliberalismo, se verá como normal y realmente virtuoso. El valor de los accionistas lo es todo.

El neoliberalismo ha cambiado la naturaleza fundamental de la política. La gran pregunta central de la política es, desde mi punto de vista, «¿Quién tiene derecho a vivir y quién no?». La exclusión radical es ahora el orden del día.

Todo tiene su final

Mucho ya está ocurriendo para contrarrestar estas tendencias que atentan contra la vida y hay un enorme espectro de acciones futuras. Es hora de definir la agenda en lugar de dejar que los Dueños del Universo lo hagan por nosotros. Necesitamos un diseño que pueda trabajarse y sistemas internacionales equitativos de impuestos, incluyendo la Tasa Tobin sobre todas las transacciones financieras y monetarias e impuestos sobre las ventas de las Corporaciones Transnacionales. Un sistema de impuestos internacional que apunte a cerrar la brecha Norte-Sur y a la redistribución a toda la gente de lo que les ha sido robado en los últimos veinte años.

El modelo económico neoliberal es obra humana, no es sobrenatural, puede ser desafiado y reemplazado porque sus propios fracasos lo requieren. Tenemos que estar listos con políticas que devuelvan el poder a las comunidades y a los estados democráticos. Hay mucho dinero chapoteando y una pequeña, una ridícula fracción infinitesimal de él sería suficiente para ofrecer una vida decente a cada persona del planeta, brindar educación y salud universales, limpiar el medio ambiente y prevenir una mayor destrucción del planeta; al menos de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) se necesita una ínfima cantidad de 40 billones de dólares por año. Francamente, migajas.

El neoliberalismo puede ser insaciable pero no es invulnerable. Tenemos los números de nuestro lado porque hay más perdedores que ganadores en el juego neoliberal. Tenemos las ideas mientras que las suyas están siendo cuestionadas a causa de sus repetidas crisis. Lo que nos falta, es la organización y la unidad que en esta época de tecnología avanzada podemos superar. La amenaza es claramente transnacional, entonces la respuesta debe también ser transnacional. La solidaridad no significará más ayudar o no ayudar, sino encontrar la sinergia oculta en las luchas de cada uno para que nuestra fuerza numérica y el poder de nuestras ideas se conviertan en algo abrumador.
Susan George